jueves, 27 de octubre de 2011
SUEÑO DE LAS DOS CIERVAS
¡Oh terso claroscuro del durmiente!
Derribadas las lindes, fluyó el sueño.
Sólo el espacio.
Luz y sombra, dos ciervas velocísimas,
huyen hacia la fontana de aguas frescas,
centro de todo.
¿Vivir no es más que el roce de su viento?
Fuga del viento, angustia, luz y sombra:
forma de todo.
Y las ciervas, las ciervas incansables,
flechas emparejadas hacia el hito,
huyen y huyen.
El árbol del espacio. (Duerme el hombre)
Al fin de cada rama hay una estrella.
Noche: los siglos.
Dámaso Alonso
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